Disponible tanto en tienda física como online por 10€, la elaboración combina una de las masas más representativas del obrador madrileño con un producto curado según los métodos tradicionales de Guijuelo. El resultado forma parte de la campaña Dale tiempo al tiempo, un homenaje compartido al trabajo bien hecho y sin prisas, con respeto por los oficios artesanales. En el caso de Pastelería Mallorca, la masa de tortel forma parte de su recetario desde hace casi un siglo y está ligada al origen de la empresa.
Un tortel salado con jamón une a Mallorca y Arturo Sánchez
“Cada día, nuestros ‘levaduros’ se encargan de trabajar la masa durante horas para garantizar el alveolado perfecto. Siempre habíamos pensado en hacer una edición limitada salada en base al tortel y llevarlo a cabo de la mano de Arturo Sánchez ha sido algo natural, porque nos unen los mismos valores”, cuenta Pablo Moreno, actual director de producción y miembro de la cuarta generación de Pastelería Mallorca.
En esta colaboración, Arturo Sánchez aporta un jamón de bellota elaborado con el sistema de doble montanera, a partir de cerdos criados en libertad. Cada pieza, según afirma Arturo Sánchez, CEO de la compañía, requiere un proceso prolongado de curación y se trabaja sin acortar tiempos. “Nuestra forma de trabajar no entiende de atajos. Cada pieza de jamón es el resultado de años de cuidado”, explica.
¿Cómo se elabora el tortel?
La elaboración del flautín sigue un proceso largo y manual. La masa de Pastelería Mallorca se fermenta entre 24 y 36 horas, se estira a rodillo, se embadurna con manteca de cerdo -también de Arturo Sánchez- y se deja reposar en frío durante uno o dos días más. Se pinta con huevo, se espolvorea con azúcar glas, fermenta de nuevo unas cuatro horas y se hornea en los obradores de Mallorca. El relleno se incorpora tras la cocción.
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