La esencia de Jamones Rute no ha cambiado en los más de ochenta años desde que su fundador, Pablo Jiménez Jiménez, crease esta casa. Los jamones se producen íntegramente en la localidad, en secaderos donde se preparan y se dejan curar de forma natural y sin ningún tipo de intervención artificial. Así lo atestigua, el nieto del fundador, también llamando Pablo Jiménez, quien asegura que “la forma de trata el producto no ha variado a lo largo del tiempo”. Pablo Jiménez es el representante de la última generación que ha cogido el testigo de esta empresa familiar. A su juicio, “las condiciones meteorológicas de Rute, mucho calor en verano y frío en invierno, favorecen su curación”.
Pablo Jiménez defiende una riqueza gastronómica local de la que debemos sentirnos orgullosos
Prueba de la calidad y de la excelencia de los jamones de la casa de Pablo Jiménez es el reconocimiento y certificado que han recibido del Parque Natural de las Sierra Subbéticas. Un aval que acredita que han superado un proceso y unos estándares de calidad muy exigentes. Además, Pablo Jiménez, recuerda que de la calidad de los jamones y de la importancia para nuestra salud de la proteína que aportan da buena cuenta una cita Miguel de Cervantes en una de sus obras. En concreto, en su obra “El casamiento engañoso” aparece una frase que dice así: “Si la convalecencia lo sufre, unas lonjas de jamón de Rute nos harán la salva”.
Dicha frase aparece en un gran azulejo que nos da la bienvenida a la Casa Museo del Jamón de Rute. Un museo que ya se prepara para recibir a los miles de visitantes que se interesarán por degustar uno de nuestros productos más preciados.
Junto a los jamones destacan un abanico de productos cárnicos muy amplio que son elaborados artesanalmente, como el relleno, la morcilla, el chorizo o el salchichón. También producen precocinados como flamenquines, San Jacobo, croquetas, zurrapas, lomo en orza o en manteca.
Para la fabricación de estos productos, según Pablo Jiménez continúan “utilizando la base de la materia prima de antaño, los mismos ingredientes y aliños que ya usaban su abuela y abuelo”. Por lo tanto, varias décadas después, los productos de esta casa ruteña continúan apostando “por productos de calidad que mantienen el sabor de lo tradicional”. Prueba de ello, apunta Jiménez, es que “el público sigue demandando sus jamones y embutidos”.
Igualmente, los visitantes también llegan hasta su tienda para hacer sus compras navideñas. La casa de Pablo Jiménez funciona los 356 días del año. Sin embargo, de cara a las fechas venideras incrementan su producción. De esta forma, los turistas no sólo tienen la ocasión de degustar o adquirir estos productos ruteños sino también la oportunidad de visitar su Casa Museo del Jamón. De hecho, Pablo Jiménez asegura que “numerosos visitantes se sorprenden viendo las piezas y los utensilios propios de la matanza, como puede ser una artesa e incluso un lebrillo”. La visita a dicha Casa Museo permite dar a conocer la elaboración de unos productos que forman parte de nuestras tradiciones y cultura gastronómica. “Una riqueza gastronómica”, apunta Jiménez, “de la que debemos sentirnos orgullosos y contribuir a mantenerla”. De cara a estas navidades, dicho Museo lucirá de forma extraordinaria y con una decoración especial.
Fuentes de información:



No hay comentarios:
Publicar un comentario