lunes, 5 de diciembre de 2022

RABIOSA ACTUALIDAD DEL JAMÓN: IBÉRICOS FELICES; DE VENDER A JAMONES A PÉRDIDAS A DISPARAR BENEFICIOS CON EL NEGOCIO DE APADRINAR CERDOS EN JABUGO







El apadrinamiento tiene un coste de 860 euros para los cerdos criados 100% con bellota y de 710 para aquellos cuya alimentación se complementa con cereales. En ese precio, está incluido el secadero, la curación de las paletas, los servicios veterinarios y todo el proceso de transformación de los productos ibéricos.

Nada más que el puerco entra al matadero, el cliente puede recibir las conocidas como carnes nobles (solomillo, pluma, presa, abanico o lagarto, entre otros). Además de riñones, pancetas, pellas y una larga lista porque ya lo dice el refrán: del cerdo, hasta sus andares. 

Una larga relación

A los tres meses del sacrificio del animal ya estarán disponibles los salchichones, chorizos, lomos, lomitos y morcones. No será hasta el año y medio cuando el padrino reciba sus dos paletas. Y, como lo bueno se hace esperar, tres años más tarde llegan los ansiados jamones. 

Judith García y su marido, David De Castro, ya lo tienen todo preparado para que en septiembre nazcan más gorrinos. Por las hectáreas de su dehesa ya corretean más de cien cerdos: los 48 que ya tienen padrinos este año y los que todavía deben crecer un poco más.


El calendario es sencillo. Los puercos que nacen en primavera se sacrificarán en diciembre del año siguiente y los que son alumbrados en otoño irán al matadero dentro de dos febreros. En cualquier caso, si a alguien se le olvida puede recordar aquello de que a cada lechón le llega su San Antón (17 de enero).

El objetivo es que el animal pueda hacer la montanera durante dos años, es decir, que paste en la dehesa durante dos otoños. En su primer año, comerán cascajo, la bellota que desechan los grandes. Al año siguiente, serán ellos quienes se alimenten del fruto entero. 

Visitas a Jabugo

El apadrinamiento del animal se reserva en junio, con una señal de 150 euros, y el pago se puede fraccionar en cuatro. A partir de septiembre, ya se les puede visitar en Jabugo cuando se desee hasta que llegue el momento de ir al matadero.

Durante los primeros meses de vida no se le puede apadrinar: "El primer periodo es muy delicado, esperamos hasta que tenga un mínimo de arrobas de peso", explica la ganadera. 

Los padrinos están repartidos por toda España y la mayoría de ellos son familias con hijos que aprovechan para visitar la dehesa. Aunque también hay grupos de amigos a los que el guarrino les sirve como excusa para juntarse o padres que lo adquieren para degustarlo con sus hijos. 

Historia familiar

García lleva siete años haciéndose cargo de la ganadería en la que solo trabaja ella junto a su marido. Tomó el relevo a su padre cuando decidió jubilarse tras toda una vida en el campo. "Nadie quería seguir con la empresa", recuerda. Pero ella decidió dar un paso al frente.

Unos años más tarde llegó la Covid y con ella cayó la demanda de ibéricos y, sobre todo, de jamones y paletillas. "Para perder dinero vendiendo a grandes empresas, pensé en arriesgarme con los apadrinamientos", reconoce.

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