El pasado domingo, 16 de enero, se celebró el Día Internacional de la Croqueta. Un día especialmente para los amantes de una de las elaboraciones más arregladas de la gastronomía nacional. En este contexto, la empresa madrileña 'Solo de croquetas' ha elaborado el ranking de sabores preferidos de croquetas, ateniéndose al gusto de sus clientes, con respecto a las mejores recetas de las distintas Comunidades Autónomas.
Según recoge la agencia de noticias Iberian Press, Extremadura encabeza el mapa croquetero de nuestro país, con croquetas de jamón de Monesterio. La segunda posición es para Asturias, con las de cachopo, y Baleares, de sobrasada con queso de Mahón, es la tercera receta más apreciada. El top ten se completa con la croqueta de Cocido Montañés, de Cantrabria; Croqueta de Chipirones en su tinta, del País Vasco; croqueta de bacalao al ajoarriero, de navarra; Croqueta de Cecina de León con queso gorgonzola, de Castilla y León; croqueta de rabo de toro, de Andalucía; Croqueta de paella de marisco, de la Comunidad Valenciana; y Croqueta de Crema catalana, de Cataluña.
El mapa croquetero de España se cierra con los sabores de Aragón y su croqueta de pollo al chilindrón; Madrid, de callos a la madrileña; Galicia, con el caldo gallego; Canarias, de mojo picón; Murcia, de zarangollo murciano; La Rioja, de pisto Riojano y Castilla la Mancha, con queso manchego.
Según estimaciones de 'Solo de croquetas', recogidas por Iberian Press, los españoles consumieron al año más de 3.700 millones de croquetas; unos 10 millones de croquetas al día. O lo que es lo mismo, 120 cada segundo. Las mismas fuentes revelan que la comercialización en línea es la que más está creciendo, ya que durante la pandemia se habrá multiplicado por cinco sus ventas. En aras del respeto a la autonomía de las comunidades, se puede hacer en un domicilio de Madrid, Cataluña, Andalucía, Valencia y Castilla y León.
La aceptación por parte del consumidor de este alimento tan arraigado en nuestro país, así como la aparición de nuevos canales de elaboración de venta y comercialización, han provocado un importante incremento de su consumo, con nuevas recetas, que se venden en tiendas de comida para llevar , comercios, grandes superficies, así como a través de canales online.
En Monesterio, --localidad productora del jamón que da sabor a la mayoría de las croquetas de España, y que goza del reconocimiento de Ciudad Gastronómica Extremeña, cuyos restaurantes más prestigiosos se amparan bajo la marca corporativa creada por el ayuntamiento; “Monesterio Gastronómico. El Arte que se come”--, la noticia no ha pasado desapercibida.
Su alcalde, Antonio Garrote, ha expresado la “satisfacción” ante la “repercusión del trabajo que hemos venido realizando durante muchos años”. Noticias como estas, “son las que nos hacen ser conscientes de hasta donde llega el trabajo de promoción de actividades tan importantes para la economía de Monesterio, como nuestro Jamón, nuestra restauración y nuestra gastronomía”. Se “constata”, dice Garrote, que “Monesterio al día de hoy es referente nacional del sector servicios”.
Los principales restaurantes de la localidad tienen entre sus productos más demandados las populares y ancestrales croquetas de jamón. José Muñoz Valencia, del Restaurante Los Templarios, explica que, “podemos elaborar croquetas con los productos que más nos gusten”. De carnes, pescados, mariscos, de verduras, o incluso croquetas dulces; aunque “las más demandadas son las croquetas de jamón”. La base es la bechamel. Y como único ingrediente, el Jamón de Monesterio. El secreto, explica el cocinero de Los Templarios está en “saber integrar el jamón con la mantequilla, la harina, la leche y la nata”. La única innovación sobre la receta tradicional es rebozarlas con panko, (pan tradicional japonés), mucho más ligero que el pan rallado.
Según el portal diainternacionalde.com, la palabra croqueta, proviene de la onomatopeya “croquer”, que en francés significa crujir, que es el sonido que debe hacer una buena croqueta en nuestro paladar. La fecha de su nacimiento es una incógnita, aunque hay quienes sitúan la creación de este plato en la corte de Luis XIV, en el año 1.619. También hay quienes atribuyen la primera croqueta a fundador de la cocina clásica Monsieur Escoffier, en el año 1.898. Para otros, este plato se debe al cocinero de origen francés Antonin Carême, quien comenzó a servirla a los nobles, haciendo que se hiciera popular entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX.
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