sábado, 12 de junio de 2021

RABIOSA ACTUALIDAD DEL JAMÓN: CASTRO Y GONZÁLEZ, CONQUISTANDO PALADARES CON SUS IBÉRICOS DE GUIJUELO DESDE 1910










Cuando los Castro iniciaron su relación con el mundo del cerdo ibérico en 1910, no pensaban que el negocio familiar acabaría conquistando los paladares más exigentes de 22 países, desde Filipinas a Finlandia.

Al principio, se salaban jamones para otras casas, pero poco a poco se fueron creando las bases de lo que hoy es Castro y González: la familia compró una finca en Guijuelo, crió sus propios cerdos y construyó sus propias bodegas para la curación de los jamones. Fue de la mano de Miguel González con quien la empresa dio un paso más allá. «Mi padre, con formación bancaria, propuso recurrir al crédito y ahí comenzó el despegue de la compañía», comenta Aurelio González, director general y tercera generación familiar.

En la década de los 70 la compañía vendía sus productos a otras marcas y tenía un gran nombre en la industria. Hasta ese momento, el trabajo se había centrado en lograr la excelencia, buscando la máxima calidad. Pero entonces comenzó a vender sus productos bajo su propia marca y en los años 90 ya con la denominación Castro y González.

Castro y González también está apostando por el I+D, sobre todo en el ámbito de la curación del jamón. Fruto de sus investigaciones ha creado un nuevo concepto: el jamón Fusión. Se trata de un producto con una edición limitada de unas 2.000 piezas que ha sido curado primero durante 12 meses en las instalaciones de Guijuelo y después otros 24 meses más en la sierra de Huelva. «La curación en Guijuelo aporta un toque dulce porque el clima es frío y seco. En cambio, la segunda etapa en Huelva le aporta un toque más intenso. El resultado final no tiene nada que ver con el resto de nuestros jamones», explica González.

Elaboración artesana

El mayor esfuerzo ha sido, sin duda, mantener la esencia de la casa al tiempo que se producía el crecimiento de la empresa. Un crecimiento proporcionado y que ha buscado potenciar aspectos diferenciales: fincas y genética propias, control de la alimentación, un número cerrado de cerdos por finca… todo lo que al final redunda en la calidad del jamón.

Más de un siglo mimando sus cerdos ibéricos en dehesas propias, con un control absoluto de su genética y alimentación gracias a su molino de cereales propio y todo eso para curar sus jamones y embutidos ibéricos en Guijuelo, a la antigua usanza, abriendo y cerrando ventanas. Su elaboración sigue siendo artesana, de principio a fin. Y todos los productos (jamón 100% ibérico de bellota, paleta, salchichón, lomo, chorizo, morcón...) pueden adquirirse cortados por expertos cortadores que le dan el grosor y medida perfecta, y envasados al vacío, listos para servir y degustar.

Hoy Castro y González sólo comercializa sus jamones y productos ibéricos bajo su propia marca. Entre sus clientes se encuentran tanto grandes chefs como tabernas ilustradas y espacios de referencia que cuidan al máximo el producto gourmet.

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