Jamones Albarracín avanza en la construcción de una nueva planta anexa a la que dispone en la calle Nápoles de Platea, que se suma además a la primera inaugurada en 2001 en el polígono La Paz de Teruel, que le permitirá ampliar su capacidad productiva en 300.000 piezas, hasta los 3,6 millones al año, con lo que consolidará su posición como el mayor secadero a maquila de jamón y paleta de cerdo blanco.
El primer secadero de Jamones Albarracín, con una superficie de 8.500 metros cuadrados, comenzó a funcionar en 2001 en el polígono La Paz. En 2018, completó una nueva planta en Platea de 25.000 metros cuadrados, a los que ahora suma una segunda en la misma ubicación con los que adicionará 14.000 metros cuadrados. De esta manera, su capacidad productiva pasará de los 3,3 millones de piezas al año a 3,6. En la actualidad, la empresa cuenta con una plantilla de 132 personas, que también necesitará ampliar.
La familia Dobón gestionaba una distribuidora de alimentación en Valencia que, entre otros productos, comercializaba jamón de Teruel. En 2001 decidieron crear una nueva empresa dedicada en exclusiva al secado y curado para terceros de este producto en una planta ubicada en el parque empresarial La Paz y Miguel Dobón confió en sus hijas Cecilia e Isabel para desarrollar el proyecto.
Como directora general de Jamones Albarracín, Isabel Dobón, explicó que la decisión de instalarse en Teruel respondió a varios motivos: porque la familia tenía sus orígenes en Villalba Baja, porque querían contribuir al desarrollo industrial de la provincia y porque consideraban que este era el sitio idóneo para su actividad. Su hermana Cecilia es la responsable de Recursos Humanos y Calidad.
La empresa experimentó un rápido crecimiento y en una década paso a producir medio millón de piezas. Esto le llevó a recibir el Premio Empresa Teruel en 2013. Espuña, recordó Dobón, fue el primer cliente que confió el secado de sus productos a Jamones Albarracín en 2001.
Por este motivo, en 2014 abordó la ampliación de sus instalaciones en Platea. La implantación se realizó en cuatro fases, con una inversión total de unos 30 millones de euros. De esta forma, sumó 25.000 metros cuadrados en la calle Nápoles a los 8.500 de los que disponía en la calle Colonia de La Paz.
En estos últimos años, Jamones Albarracín se ha convertido en el principal secadero a maquila de cerdo blanco por número de piezas expedidas tras cerrar el año pasado con 3,1 millones.
Para explicar su éxito, Isabel Dobón dijo: “No somos un proveedor, sino una empresa de servicios, un partner industrial que forma parte de la cadena de valor de las principales compañías de alimentación, que requieren de nuestros servicios aunque en algunos casos dispongan de secaderos propios”, argumentó.
Además de Espuña, entre la clientela de la empresa turolense se encuentran El Pozo, Argal, Noel Alimentaria, Valls Companys y Costa Brava Mediterranean Foods, entre otros.
“Les ofrecemos un servicio a medida y tratamos el producto como lo harían en sus respectivas plantas. El propietario nos entrega los jamones en fresco y se lo devolvemos clasificados e incluso deshuesados si lo requieren, a través de Viarcín Platea”, añadió. Y es que Jamones Albarracín se alió en 2017 con Argal Alimentación y Jamones Vivas para construir una sala de deshuesado de jamones en Teruel que diera respuesta a la creciente demanda de este servicio por parte de las principales empresas agroalimentarias españolas.
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